“Ningún ser humano es tan rico que no necesite de un buen amigo y ninguno es tan pobre que no lo pueda tener”
Muchos dicen que sin amor no se puede vivir, pero el amor es un sentimiento efímero y puede romperse y desaparecer, pero la amistad es eterna siempre y cuando ésta se cuide y mime como se merece. Piense un momento en sus amigos más cercanos y recuerde cuándo fue la última vez que les dijo que los quería. A veces deberíamos ser más expresivos. No cuesta nada.
Todos en esta vida necesitamos de un buen amigo, con algunas personas llegamos a ser tan buenos amigos que podríamos decir que más que amistad es “hermandad”, podemos llegar a conocernos tan bien que pensamos que la amistad puede sobrevivir cualquier discusión y cualquier cosa.
Muchas veces ponemos todo el énfasis en la parte amorosa y del corazón en nuestras vidas, olvidando la importancia que tienen los amigos.
Siempre hay personas que pasan por nuestra vida, muchas veces pasan sin apenas notarlo, y otras veces se convierten en amigos muy importantes para nuestro vivir diario. Tanto así que no podemos estar sin ellos, sin sus consejos y palabras. Necesitamos de esas manos amigas, esos oídos que siempre están prestos para escucharnos cuando las alegrías o las penas están en nosotros…
Me gustaría contaros una historia el viaje por el desierto de dos amigos…
Dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron por una tontería, nada importante, enfurecido finalmente uno, le dio una bofetada al otro. Este, ofendido, sin nada más que decir, descendió del camello y arrodillándose en la ardiente arena, escribió con un dedo sobre ella:
“Hoy, mi mejor amigo me abofeteó en el rostro”.
En silencio siguieron adelante hasta llegar a un oasis donde resolvieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastimado se alejó demasiado de la orilla y comenzó a ahogarse, siendo rápidamente salvado por su amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
“Hoy, mi mejor amigo me salvo la vida”.
Intrigado, su amigo le preguntó:
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora que te he salvado escribes sobre una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
"Cuando nuestro amigo nos ofende debemos escribirlo en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargan de borrarlo para siempre; mientras que cuando sucede algo grandioso y excepcional tenemos que grabarlo en la memoria de nuestro corazón, donde ningún viento podrá jamás borrarlo".
"Se necesita sólo de un minuto para que te fijes en alguien, una hora para que te guste, un día para quererlo; pero se necesita de toda una vida para mantener este amor".
No hay comentarios:
Publicar un comentario